Font Llopart, Familia
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Edición del domingo, 24 marzo 1957, página 20 ( continuación )

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Admin


Admin

No se trata de esto. Es que nuestro espíritu
tiene que ir a buscar aquello que %
todos nos congrega, lo que a todos nos
une, y debemos de huir precisamente de
todo lo que signifique culto, aunque sea
de amistad, hacia la persona. La persona
lo significa todo en el cumplimiento de
las leyes y en el ejercicio de las potesta-»
des, pero er. el orden de las adhesiones
y en él orden de los encumbramientos, no
debe presidir ninguno de nuestros actos.
La política «> objetiva, es de ilusión y es
ide sacrificio; la política —y en un acto
político estamos y a una tarea política
estamos ded.cados— se dirige a sacrificar
precisamente lo que en nosotros hay de
personal, para erigirnos en unos seres
puestos devotamente al servicio del bien
común. Y por ello, porque todos estamos
dedicados al bien común, porque no hemos
ambicionado posiciones personales ninguno
de ios que aquí estamos, ' ee por lo que
nuestra polínica está. enraizada en las verdaderas
orientaciones que deben presidir
el,, ejercicio público. Porque ha habido un
error y de «se error ha salido víctima España.
Cuando la política era sencillamente
un* masa le clientela, un fermento de
apetitos, una cristalización de partidos y
de personas que se congregaban en torno
de un reparto más o menos transitorio y
más o menos cuantioso, en donde la Patria
gemía y esperaba unos-días que nunca llegaban;
en Sonde se ofrecía, en eJ.ecc.onef>
y en momsntos de exigencia, horizontes,
promesas que después se cumplían muy
poco, a veces no' por falta de honradez ni
por falta ds inteligencia, sino por un vieiad
©️ concepto de lo (jue la política significaba.
Y así, cuando un much i.cho joven
ara despierto, hablaba bien —y en cambio
no se dedicaba devotamente al culto y al
estudio de las materias científicas o de |
la preparación adecuada— cuando estaba
lleno de ambiciones y alumbraba en su espíritu
y en sus ojos juveniles algo de picardía,
algún concepto picaresco, este muchacho
se creía con derecho a ingresar en
las tareas y en los condumios políticos.
ORDEN V TRABAJO
La política la entendemos de otra manera.
Y este concepto de la política que
ha surgido de la Cruzada y del alumbramiento
de aquella gran tragedia, 'es el
que tenemos que ofrecer a la juventud
que ha de sucedemos, pero una vez que
haya llagado a esta sucesión por virtud
de su traoajo y por virtud de su preparación.
Yo quisiera que en este acto, vosotros,
identificados " conmigo, interpretaseis
adecuadamente estas palabras mías,
que son pronunciadas precisamente buscando
el contacto de vuestra identidad,
que son única y exclusivamente un reflejo
de lo que en vuestros espíritus1 existe. X
por esto es por lo que —volviendo sobrte
el tema— pretendo consolidar el verdadero
espíritu de este almuerzo cordial y efusivo,
en una identificación, que proclamamos
con nuestra presencia, en torno de
unos principios y de una ideología que se
refiere a cuestiones fundamentales dte la
vida; ideología que se basa en el cuito ai
orden, en el prestigio de la autoridad, en
el acrecentamiento de la disciplina, conscientes
y sabedores de que con el ordten
establecido serenamente, coií la disciplina
engendrada voluntariamente, con tocio tese
sentido de espiritualidad en ia vida, es
cómo resulta fácil que los derechos diriman
sus conflictos, discurran todos los legítimos
anhelos, y cristalicen las* dis^inla.
s proyecciones que constituyen el complejo
tejido de la vida. Únicamente con
ese culto fervoroso y acendrado, el gobernar
resulta tarea lisa y llana. Sencilla
porque en los conflictos y en las durezas
y en los momentos difíciles, está la colaboración
y la. comprensión de todos, porque
todos entienden que a la libertad
T-qute es una palabra .vana, pero un concepto
excelso— únicamente puede arribarse
por el culto riguroso y por la sujeción
a una disciplina continua, que a su
vez tiene que nutrirse y tfisne que insertarse
dentro de un cuadro üe orden y de
trabajo, en el que todos encuentran satisfechos
sus anhelos (voces dé muy bien y
grandes apiausijs).
SEHUSNIDAI» A N T K LOS
P1ÍOI5LEMAS COMPLEJOS
Yo no vengo a descubrir nada ni vengo
a alumbrar conceptos nuevos.'. Lo qu"e sí
vengo es a entregaros mi corazón fervorosa
en emociones de sacrificio y de servicio.
No traigo palabras' que puedan sonar
a tópicos, aun cuando la. repetición que
por todas partes de ellas se escucha, hace
que puedan parecerlo. Pero os aseguro
! —y como estoy entre notarios me permito
1 invadir su terreno y dar fe extrajudicial
1 de este acto— como mi tósplritu, rendido
I de gratitud ante las palabras amistosas,
cálidas y elocuentes de nuestro común
amigo el señor iTont Llopart, sintió también
un mundo de intensísimas emociones
cuando escuchó las fervorosísimas palabras
d"el nueva alcalde de la ciudad de
Barcelona; cómo mi espíritu sintió aquella
emoción cuando vio toda la inteligencia
preparada en el estudio superarse v
ofrecer a nuestra sensibilidad un mundo
nuevo de x'ürvpres en la dedicación con
que proclamaba sus nuevas tareas, sus espinosas
y difíciles ..-tareas, iluminadas por
una voluntad que , él , promete poner al
servicio de ia gran ciudad de Barcelona.
En e1- acto ds su tonia dte posesión dije que
mi espíritu se abría a la luz de la esperanza.
Los hombres hemos de tener inteligencia
para serenar nuestras emociontes
ante la complejidad intensa . de los
problemas. Pero hemos, de poseer también
elv impulso del corazón y ese impulso ya
lo veo en todos vosotros, lo he verificado
en cuanto nos ha dicho de modo tan insuperable
nutestro nuevo alcaide, don José
M." de Porcioles, está escrito y sellado "en
la tarea continua y en los trabajos de nuestro
común amigo señor Font.
LA ESPASA GTÉBXA
Permitidme ahora que retome a una idea
anterior. Como os decía antes, siento en-,
vidia hacia ese gobernador civil que lian
dibujado de manera tan generosa, de modo
tan afectivo, tan cariñoso, los sentimientos
de amistad, los sentimientos personales de
nuestro común amigo, el alcalde de Granollers.
No, no hay un?, prestación de servicios
meritorios; hay, sí, un espíritu dispuesto
siempre a servir los altos ideales y
los menesteres que están incluidos en su
órbita. Yo, en estos días y en esta hora,
no puedo ofreceros una línea de pensamientos
ni una serie de normas a seguir.
En definitiva, la tarea de gobernar a los
hombres estará siempre inspirada, cuando
es noble y pura, en servir lo más que ee
pueda; hasta, el máximo, todo lo que es
bien público y prosperidad general. Per,o
si yo no puedo trazar líneas de orden general,
porque además esas, líneas y, como
ahora ha dado en llamarse, esas consignas,
están trazadas de mano maestra y lee
hemos escuchado y las hemos leído en estos
!-c 2H 1
días, si puedo glosar o, mejor dicho, ref»-
ri'r mi modesto pensamiento, corno rec*ptor
del vuestro, a esta obra y estos minutos
que marcan, como una continuidad de lo»
anteriores, acaso una adecuación de nuestra
conducta a ellas. Todos los minutos qm
pasan son distintos, pareciendo iguales. El
espíritu humano, el hombre, se encastilla
en los que anteriormente ha vivido y pociu
veces accede a la ley forzosa de renovación.
Pero no se confunda la renovación o adecuación
de nuestro espíritu a exigencias :
nuevas, con el trastorno y ei derrumbamiento
de aquellos principios que son eternos,
que san en todo instante, norte, brújula
y salvac'ón de las sociedades. Además,
a la conquista de estos principios hemoi!
llegado por una serie de experiencias históricas,
por una serie de trabajos, por una
serie de sufrimientos y, en último extremó,
y como último momento, por una tragedia
que ha puesto en conmoción toda
una Patria. Nosotros, los que somos repre^
sentantes de esa generación que tanto ha
luchado, tenemos que sentir la pesadumbre
de una responsabilidad. No es que tengamos
arrogancia ni orgullo, pero —entiéndase
bien—• nuestro espíritu tiene que levantarse
siempre dignamente para proclamar
cómo la generación de la Cruzada creó,
alumbró, consiguió una España nueva.
Esto es verdad. (Aplausos).
Pero una España nueva que está inserta
y. concebida dentro de las realidadei
espirituales y del marco de la España
eterna. Y esto no son palabras vanas. Porque
aleaba de los años &£ intentan ya elpeculaciones
.que vienen a trastornar 1»
que es íundajnental y lo que es principio
de todo, y cuando se intenta con t«-
tas especuíacionüs ociosas, con maniobras
eytrañas, con aprovechamiento de núcleos
reducidos juveniles, aprovechar precisamente
principios quf se han conquistado
con un esfuerzo de tragedia y que son rtsuitado
de una experiencia histórica cas!
de siglos, ¡ah! cuando se llega a eso,.nosotros
tenemos derecho modestamente »
decir: hemos de educar a la juventud, tumos
de hacer que nuestros hijos nos Mnueven,
noq modernicen y nos superen,
pero, eso si, que nc labren su propia desgracia,
que no se dejen llevar por uní
if.quietud que,- sin articular- y sin ini<
trumentar adecuadamente, les lleve a ol"
vidar lo que es norte y: guía, fundamento
y base.de la sociedad. Y aún tenemos
más; tenemos el derecho y la.sacrosanta
obligación de hacer cuanto he dicho porque
no podemos sentir sonrojo ni desmayo
cuando afirmamos que hemos conquistado
esto con ftuestro trabajo y eon nuiltro
sufrimiento, con nuestra experiencia 7
con nuestro conocimiento directo. V esto,
que es Voluntad y energía, no podemos
entregarlo inconscientemente. En nosotros
tiene que existir la firmeza y la serenidad
ds qua respondemos a la necesidad,dt
España.
COTSIS T)E CBECIMIEMO
Porque cuando se habla de que en esto»
momentos pesa sobre España una crisis,
hemos de decir: nosotros, esclavos de li '
verdad, damos, a las cosas su verdadera
nombre; lo que existe es, y otras mrahM
veces lo he dicho, una crisis de crecimiento;
existen una serie de dificultades; pi»
era crecimiento que ha producido la é
sis, y esas dificultadas «.on resultado»
la'conjunción de accidentes pasajeros,*
pobreza de nuestra climatología, MÍ»
también resultado, en una mínima partí,
de .errores producidos por anhelos genirosos
de remontar y superar nuestra propia
pobreza y que son. más que nada,

....

https://font-llopart.forosactivos.net

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